Este es un relato que lo tome del Facebook de "Bi Gay Paraguay" ( ® http://www.facebook.com/pybigay) No se si es verdad, pero me pareció espectacular... es largo, pero vale la pena totalmente... una vez que empiecen van a querer más. Esta es la 4º parte, pero las demás no tienen nada que ver... ya las leeré y veré si valen la pena. Acá va:
Parte4: LOS HERMANOS
Amo a mi hermano. Esa es la verdad verdadera, jeje.
Ayer vi una peli con él. La encontró en internet y yo la bajé en el
laburo. No califica para Poringa!, pero la pueden encontrar en Taringa!
Es brasilera y se llama "De començo ao fim" (De comienzo a fin); un
título que me da idea de "acabada", no sé por qué. Está buena, es medio
melancólica, pero los protagonistas son dos verdaderos garotos, y no me
refiero a los bombones que vienen en la cajita amarilla.
La
peli trata de dos medio hermanos (uno de padre argentino, el otro de
padre brasilero) que están enamorados de pendejos y garchan y todo. Unos
culitos tremendo y hasta se ve pija (posdata: ¡cómo me gustan los
rulitos! Me bancaría un recital del banana de David Bisbal sólo para
verlo jajaja).
La cosa es que terminada la peli, nos
abrazamos, con Eze. Él me miró, tierno como siempre (hermano mayor
protector), se levantó del sofá y bostezó, estirándose. Yo le besé el
abdómen, le bajé el bóxer y le empecé a chupar la pija.
Yes... Ahora vienen las explicaciones.
Para quienes no hayan leído mis relatos anteriores, Ezequiel es mi
hermano. Mis viejos se casaron y durante seis años buscaron que mi vieja
quedara embarazada. Cuando se resignaron (antes no había tantos
tratamientos como ahora), buscaron adoptar. Es una verga adoptar en la
Argentina, lo tengo clarísimo. Pero mi viejo es abogado y eso no digo
que solucionara todo, pero ayudó bastante. Finalmente adoptaron a Eze,
nacido de días. Querían una nena, pero no pudieron elegir. Yo nunca supe
nada de sus verdaderos padres y la única vez que le pregunté eso a mi
vieja se hizo la boluda. La verdad, no tengo ni la mínima idea de si
ella sabe la posta o no. Pero Eze nunca preguntó, ni le importó. Creo
que está resentido, que piensa que sus padres pudieron abandonarlo. Lo
quiero mucho y siempre charlamos con confianza, pero incluso así no me
imagino lo que él sentirá muy en el fondo...
Un año después de haberlo adoptado, mi vieja quedó embarazada de mí. Lo que son las cosas, OMFG! (Oh, my fucking God!).
Para salir un poco de la "melancolía", les cuento que es una bestia. Es
bastante morochito, de ojos negros pero pelo claro. Una mezcla rara.
Tiene los dientes súper híper parejitos y perfectitos el hdp. Es
inmensamente alto y está en forma. Le gusta jugar al básquet y nadar. Va
al gym. Tiene una voz hermosa. No sé si de "locutor", como dicen. No es
muy, muy grave, pero tiene un tono re seductor. Ah, y es re lampiño.
Tuvo novia pero la dejó y ahora anda con cualquier gato más o menos digno. Tiene fama de gatero, sí.
¿Es gay? No. Es bi.
¿Cómo empezó lo nuestro? Ufff...
Por empezar (creo que tiene algo que ver) el haber cogido con Javi, mi
compañero del cole, me comía la cabeza (no, la de la pija no). Tenía que
contárselo a alguien, no daba más. Pensaba que me iba a enfermar, que
había cometido un pecado, que había hecho algo horrible e irreparable.
De todo, pensaba. Tenía mucha confianza con mi hermano y un día, después
de dar 1000 vueltas, me metí en su cuarto, cerré la puerta a mis
espaldas y me senté en su cama para hablar con él.
Carcomido por
los nervios, le conté lo que había pasado (ya tenía 16, habían pasado
varios meses del pijama party). Él se sorprendió, no lo niego, pero no
lo fatalizó. Muy tranqui me dijo que no era nada malo. Que había hombres
que garchaban con mujeres y hombres que garchaban con otros hombres y
que era normal. Pero empezó con el discursito de que es algo privado,
que no se hace en cualquier momento y en cualquier lugar, que hay que
cuidarse (me explicó de las ETS, los forros, etc.). Lo dejé hablar
porque me re alivió, al principio. Siempre digo que la mente de Eze es
como los paracaídas y como mi orto, funciona porque la tiene abierta.
Amo a la gente abierta de mente. En fin... Después de aliviarme, lo paré
(no quería el discursito). Al final, dijo lo que más me llamó la
atención: que él antes de dar su primer beso había chupado una pija.
Me mató.
Es bastante reservado y me costó mucho, con el tiempo, que me contara
cómo había sido. Era un chico de básquet, más grande que él, que lo
motivó, lo motivó, hasta que lo pudo llevar a un lugar apartado del club
en el que juega desde que era pendejo mi hermano, y se bajó los
pantalones para que le mamara la verga. Copado, mi hermanito.
Eso pasó y me tranquilizó del todo. No había vuelto a coger ni nada. Tampoco le hinqué el ojo a mi hermano. Nada de eso.
La cosa es que se puso de novio y algo me molestó. No sabía bien qué
era y tardé en entenderlo. Marina es divina, me cae súper bien incluso
ahora que rompieron. Ya venían mal (evidentemente ninguno de los dos
quería demasiado al otro) y un día, cuando tenía 19, sin querer, por no
golpear, entré al cuarto de mi hermano y los encontré garchando. Era eso
lo que me molestaba, saber que se movían a mi hermanito. Mío y de nadie
más.
La cuestión es que me puteó, me fui, ella se fue de casa
re avergonzada y por un tiempo no quiso ni cruzarme. Eze se levantó, en
bolas, con la pija parada, a cagarme a pedos. Pensaba que la casa
estaba sola y era cierto, hasta que yo volví. No sé por qué pero no me
sentí mal con el reto (no me importó) ni me avergoncé por la situación,
nada más le pregunté si había podido acabar. Me dijo con toda
naturalidad que no y volvió a su cuarto. Atajé la puerta antes de que
cerrara y le pedí que me dejara ayudarlo. No entendía nada, pero una vez
que se acostó empecé a sobarle la verga, acariciándole los huevos. Me
miraba sin decir nada y yo le contemplaba la chota, gruesa y preciosa.
Se echó para atrás cuando estuvo por acabar, gimió con los dientes
apretados y largó toda su leche perlada. Me quedó una buena cantidad en
la mano. Sin mediar palabra, me fui al baño a sacudirme el tiento.
Estaba re caliente. Con la mano toda sucia de leche me pajeé y en
cuestión de segundos acabé. Me lavé y salí. Mi hermano me esperaba,
vestido, en el pasillo.
-¿Te estabas masturbando?
-Sí.
-¿Qué fue eso?
-¿"Eso", qué?
-Lo que me hiciste.
-Una paja, pelotudo.
-Vos sabés lo que quiero decir.
-Te corté el polvo, estabas caliente y lo mínimo que podía hacer era dejarte acabar sin que te tuvieras que hacer la paja.
Me miró con el ceño fruncido, dudoso.
-¡Ay, Eze! Sos mi hermano, te toqué la pija, nada más. No es nada del otro mundo.
-Eso no lo hacen los hermanos.
-¿Quién te dijo? ¿Vos andarías por ahí, diciéndole a tus amigos, "mi hermano hace unas pajas bárbaras"?
-Qué boludo que sos, Manu...
-Bueno, pensé que te hacía un favor, andá a cagar...
-Además, ¿quién te dijo que hacés unas pajás "bárbaras"?
-La leche que te salió de la poronga, forro.
Se rió, no sé por qué. Yo no me hacía problema por nada. Lo que le dije fue la pura verdad. Lo que pensaba, en realidad.
Eso pasó. Fue bastante significativo para mí, pero no pasó a mayores.
Dos meses después, él llegó del boliche. Esa noche pensé que estaba en
pedo. Mis viejos dormían. Yo estaba en su cuarto, porque estaba aburrido
y en su dormitorio está la computadora. Pero después de pelotudear en
la PC, me había metido a revisar. Encontré revistas porno, que ni me
paraban la pija, y después de mucho revolver sin desordenar (bah, más
desordenado de lo que estaba, imposible) había encontrado DVDs lleno de
pelis pornos. Eran todas bisexuales. En todas había por lo menos una
mina y dos tipos y se daban unos a otros sin asco.
En eso
entra él a su dormitorio y yo corto todo, saco el DVD y apago la PC.
Pero había un problema. Eran las cuatro (yo lo esperaba mínimo a las 6),
y estaba completamente en bolas, pajeándome. Mi calzoncillo debía estar
por algún lado, pero no sabía dónde.
-¿Qué hacé', nabo? -me dijo. Por cómo hablaba yo creía que estaba en pedo.
Yo no respondí, con la tonta esperanza de poder salir de ahí sin que se diera mucho cuenta de lo que estaba pasando.
Se sacó la camisa mientras me levantaba e iba a la puerta, pero
entonces cerró con llave y tiró la llave abajo de la cama. Se sacó el
pantalón con el bóxer, todo junto, le quedaron sólo las medias cuando
revoleó las zapas, tironeando desde el talón con la punta del otro pie.
Me abrazó y pude sentir su enormidad (la de su altura y complexión y la
de su poronga al palo). Y así abrazados se tiró en la cama.
-Vamo' a ggcoger... -me dijo.
-Salí, soltame, conchudo, estás en pedo...
-Naah, no toy tan... en bedo....
-Si ni podés ni hablar bien y tenés una baranda... Soltame.
Pero encontes se aclaró la voz, apagó la luz del velador dejándonos
casi a oscuras. La luz de la luna entraba por las dos puertas ventanas
(la pieza de mi hermano tiene salida a un balcón que da al patio y a la
terraza). Vi cómo me miraba: más que como un hermano. Los dos teníamos
la pija a full pero de verdad que no quería coger con él... Por lo menos
no en esas condiciones.
-Te quiero, Manu -me dijo.
No le respondí.
-Eu -me cacheteó-, te dije que te quiero.
-Yo también, Eze...
-¿Vo' también qué?
-Te quiero, te quiero...
Y me besó en la boca.
Así nomás, me mojó los labios con su lengua con gusto a cerveza y ahí mismo me aflojé y le devolví el beso apasionadamente.
-Cojamos- me dijo.
-No...
-Dale, no te hagas el forro que vo' queré' má' que yo...
-No, Eze. Estás en pedo. Si mañana te levantás y estás bien, cogemos
-le dije. No sabía cómo carajo zafar. Mi hermano me estaba pidiendo
coger y yo lo estaba dudando. Nunca dije rotundamente "¡NO!".
-Bueno, 'tá bien... Tené' razón... 'Ta mañana...
Me volvió a besar y se durmió.
Al otro día el sol nos encontró. Me levanté, cerré las persianas de las
puertas ventanas, busqué mi calzoncillo y la llave del cuarto, vi a mi
hermano desnudo, entregado a mí, me arrepentí, dejé la llave en la
mesita de luz y me volví a acostar con él.
Mi vieja no nos llamó a
comer. Me pareció raro y a las tres me levanté y me puse una bermuda.
Bajé a la cocina y encontré una nota en la heladera que decía que habían
ido a comer a la quinta de unos amigos y que volvían a la nochecita,
pero que había empanadas en la heladera para recalentar en el
microondas.
Calenté dos, comí y en eso apareció mi hermano.
-Qué cara... -lo saludé.
No me respondió. Estaba ojeroso, con el pelo hecho un desastre y todavía en bolas.
-¿Qué hacés en bolas por la vida?
-Me fije antes de bajar...
-Menos mal. Los viejos no están, igual.
-Ah...
Lo miré, dudoso. No sabía si se acordaría lo que me había dicho el día anterior, pero yo lo deseaba con ansiedad.
-¿Querés comer? -Preguntas tramposas si las hay.
-No -Me cagó.
Me miró un rato. Terminé de comer, guardé todo y limpié la mesada. Me
bajé un vaso de batidos lleno de agua y lo volví a mirar.
-Anoche... -empezó.
-¿Sí? -le pregunté, haciéndome el distraido.
Me garchó con la mirada.
-Nada. Dejá.
Se estuvo por ir, pero volvió.
-Lo de anoche... Yo... Estaba en pedo. Fue cualquiera.
Me mató. Me dejó caliente como una pava para el resto del día. Lo peor
es que estuvimos solos hasta tarde y cada vez que me lo cruzaba deseaba
intensamente terminar en bolas, sobre su cama, con la pija al mango (la
mía ya lo estaba), como la noche anterior.
Me hice cinco pajas en
el día, y a la noche seguí, sin poder conciliar el sueño. Me acariciaba
el orto, deseando que Eze me atravesara, y me cogía a la almohada,
recordando el perfume de mi hermano mayor.
Con los días, y ya
después con las semanas, aparentemente, ambos pretendimos olvidarnos de
todo lo que había pasado hasta entonces. Nos cruzábamos y nos
saludábamos como de costumbre sin roces ni susurros. No digo que antes
lo hubiéramos hecho, pero muchas veces se me ocurrió hacérselo y me
contuve.
Un día de verano estaba en su pieza chateando con un
pendejo, y pajeándome frente a la cam. Él entró y al verme en bolas se
apresuró a cerrar la puerta, pero no dijo nada. Yo no me calenté, seguí
con lo mío. El pibe me preguntó, por MSN, quién había entrado. Cuando le
dije "mi hermano mayor", cortó la comunicación y -como me daría cuenta
después- me bloqueó. Un gil asustadizo.
La cosa es que dejé de
pajearme y me levanté. Ezequiel se había acostado vestido. Le acerqué la
pija a la boca y me golpeó en el abdómen, echándose para atrás.
-¿Qué hacés, boludo?
-Nada... Igual que vos, ¿no? Que no hacés nada sino estás en pedo.
Eso pasó sin mayores resultados. Ahí nomás me fui a mi pieza.
Para mi cumpleaños de 20 no invité a ningún amigo. Todavía no conocía a
mi amigarchi, que ahora me organiza unas partuzas estupendas. Mi vieja y
mi viejo tenían que salir, así que me hicieron "soplar la vela" (¡que
amorosos!) antes de salir (tenían un casamiento). Soplé, mi vieja se
empeñó en cantar el feliz cumpleaños contra la voluntad de mi papá y Eze
se cagó de risa durante toda la canción.
Cuando por fin salieron,
agarré dulce de leche de la torta y me acerqué a Eze. Él se dejó untar
la cara sin problema, solo sonreía.
-Tomá -me dijo, alcanzándome una caja plateada y alargada-, ¡feliz cumple, Manono!
Me sorprendí, le alcancé una servilleta, me chupé los dedos y me sequé.
Tomé la caja con la mano izquierda, que estaba limpia, me volvía a
sentar frente a la torta y abrí el regalo. Adentró había un vibrador
enorme. No lo saqué de la caja. Él se reía a más no poder.
Mi vieja volvió a entrar.
-¡Las llaves de la casa, nos olvidábamos! Si se van cierren todo -dijo-. ¿Qué es eso, Manu?
-El regalo que le di yo -explicó Eze antes de que pudiera abrir la boca.
-¡No sabía que le habías comprado algo...! ¡Qué lindo! -A mi vieja la emocionan esas boludeces.
Se acercó a Eze y lo besó en el cachete.
-¡A ver qué es! -exclamó, acercándose a mí.
-¡Dale, Viviana, que vamos a llegar tarde! -gritó mi viejo desde el coche.
Ella se dio vuelta, frunciendo los labios, y yo aproveché para dejar
caer el consolador entre mis gambas y apretarlas para que no se viera.
-Nada -le dije, y la voz me salió rara. Me aclaré la garganta. Eze seguía riéndose.
-¿Nada? -preguntó mi vieja.
Le mostré la caja vacía.
-Me hizo una joda, ma. No es nada.
-¡Ay, Eze! Mejor que después le compres algo... Es su cumple, no está para inocentadas...
Mi vieja habla así, qué se le va a hacer.
Se fueron. Ezequiel subió a su cuarto.
Yo guardé el consolador vibrador en la caja y subí a zancadas tras él. Llegó a su cuarto y se sentó en la PC.
-¡Sos un pelotudo! -le grité.
-Fue una joda, Manu...
-Tomá, usalo vos, forro... -y se lo tiré. No sé por qué me calenté.
Me fui a duchar, re caliente. Me quedé en bolas en un ratito, y me metí
a la ducha. En eso escucho que se abre la puerta y lo veo entrar
desnudo. Entró a la ducha conmigo, me abrazó por la cintura y me besó.
-No te enojes, tontín. ¡Feliz cumple!
Me volvió a besar en los labios. No fue un beso apasionado como los que
me había dado en medio de su borrachera, fue un beso tierno... No sé...
Como de novios, casi.
Empezamos a transar, mientras aprovechaba
para apoyarlo y explorarle la cola, una cola trabajadita, carnosa,
durita... Él también me tocaba a mí.
Nos quedamos un ratito mirándonos a los ojos.
-Cogeme -le pedí.
-No, Manu, no...
-Dale, cogeme, porfa...
-Manu, ¡no!
-Te lo estoy pidiendo yo, y sé que vos querés.
-Manu, lo de esa vez fue un error. Somos hermanos. Esto consideralo...
No sé... Sé de otros hermanos que se saludan con besos en la boca sin
considerarlo gay, ni siquiera. Se saludan así y punto. Y lo de estar en
pelotas, bué, no sé... También habrá, seguro... Pero, ¿garchar, Manu?
¿Vos pensás lo que pedís?
-Te pido lo que quiero. Si no lo quisiera no te lo pediría.
Se quedó callado un buen rato, sin dejar de abrazarme.
-¿Y una paja? ¿Te pajeas conmigo?
Me miró serio... Suspiró y sonrió.
-Sos terrible, Manono...
Me volvió a besar y le arranqué los labios de pura calentura sexual.
Nos acomodamos en la ducha (es circular, con paneles de vidrio
granulado) y empezamos a tocarnos. Empezamos pajeándonos juntos,
viéndonos. Después, cada uno tocó al otro, hasta que transamos
enredándonos las lenguas e intercambiando saliva y le dábamos con todo a
la pija del otro. Es un poco incómoda la diferencia de alturas. Yo no
soy bajo, pero él es muy alto.
Acabamos uno encima del otro. Yo
gemí de placer y me mordí los labios, entregado a la mano hábil de mi
hermano; él prácticamente gritó de placer y se quebró un poco, en un
orgasmo que contemplé encantado.
Nos llenamos de leche propia y del
otro, nos abrazamos, pegándonos un poco por la guasca, y nos volvimos a
besar. Estuvimos transando hasta que el agua empezó a salir fría y un
buen rato más... El tiempo pasaba y ninguno de los dos quería hacer otra
cosa que besar a su hermano. Y eso que la calentura había pasado.
Nos cambiamos y estuvimos un rato abrazados en mi cama. Después me dijo
que tenía que salir y yo me acosté. Me dormí rápido porque estaba
cansado, pero me quedé pensando en él.
A partir de entonces, nos
saludábamos con un pico cuando los viejos ni ninguna otra persona podían
vernos. No volvimos a transar apasionadamente ni a pajearnos muy
pronto.
Para el comienzo del otoño mi tía materna, Laura, tuvo
un ataque al corazón y la tuvieron que internar. Mi viejo estaba de
viaje y mi vieja se fue a cuidarla junto con su cuñado. Pero tiene una
nena de 10 años (en ese momento tenía 7, ahora que lo pienso). Cuando mi
mamá se enteró del infarto, rajamos para su casa y yo me quedé a cuidar
a la nena. Mi tía mejoró pero mi vieja prefirió quedarse. Mi tío pasó a
ver a mi primita. Yo la había hecho jugar toda la tarde y la había
ayudado con los deberes (contra mi voluntad, eso sí... afortunadamente
es re traga la pendeja y lo único en lo que no me supera es en
ortografía... Y sí... Todo lo que tiene que ver con orto lo manejo al
pelo). Después, cenó (le hice unas papas fritas; mi especialidad... no
sé cocinar nada más) y cayó rendida.
Mi tío Daniel volvió con mi
tía y mi vieja al hospital. Me quedé en su casa para no dejar sola a mi
prima y a eso de las 11 y media de la noche, mientras miraba tele,
aburrido, pasó mi hermano a verme. Mi vieja lo había llamado para
contarle, porque no se habían cruzado: él había tenido práctica y un
asado con los amigos. Y yo dudaba que, además de esas ocupaciones, no se
estuviera viendo con un felino bastante cotizado.
Eze entró a la casa, preguntó quiénes estaban, le expliqué la situación y me besó y abrazó.
-¡Qué cariñoso que estás...! ¿Estás melancólico? Ya está, boludo... Tranqui... Ni que fuera mamá...
-No es por lo de la tía que estoy así. Hoy estuve con... Una amiga... Una piba...
¡Bingo!
-¿Ah, sí? -le pregunté- ¿Y?
-Y nada...
-¿Nada?
-Que pensaba en vos mientras me la cogía...
No me gustó mucho oír eso. Es decir, sí, sabía bien mis cagadas y mi
impunidad, hasta donde había llegado y hasta dónde pretendía llegar,
pero eso era escalofriante, casi.
-No podés, Eze... Así no.
-Ya sé... Perdoná, me voy a casa... ¿Vos te quedás, no?
-Sí.
Se fue. A las 12 mi vieja me llamó para pedirme una camperita. Le dije
que llamara a Ezequiel, pero me dijo que no le respondía. Tuve que dejar
sola a mi primita un rato. Cerré todo, fui hasta casa, agarré la
campera de mamá y cuando estaba por irme (no había hecho nada de ruido,
yo), escuché unos gemidos.
No lo podía creer... ¿Eze había vuelto a llamar al gato importado? ¿O era algo peor?
Subí despacito y fui derecho al cuarto de Eze. Pero no había nadie. Vi
luz en mi cuarto y me acerqué. Me asomé a la puerta y casi me caigo de
culo. Mi hermano se estaba mandando vibrador mientras olía mis bóxers
usados...
Se me re paró la pija al instante... Era muy sexy ver a
mi hermano con un aparato de más de 20 centímetros de largo y buen
diámetro clavado en el ojete, mientras se pajeaba la pija espectacular y
divina que tiene, y olía mi ropa interior...
Decidí dejarlo. Era
lo mejor. Mi vieja me esperaba por el abrigo y había dejado a mi primita
sola. Por una vez en la vida mi sentido común me ganó.
Pero cuando volvía escuché que mi hermano me llamaba, desconfiado.
Salí de la casa rápido, para evitar quilombo, pero me vio.
Fui a la clínica, le dejé la campera a mi vieja y ella me contó sobre
mi tía, pero estaba medio turbado, sin poder sacarme la imagen
completamente hot de mi hermano de la retina.
Me fui excusando que
mi primita andaba sola y cuando mi vieja preguntó por qué Eze no la
atendía le dije que encontré su celular en casa pero que él no estaba.
Llegué a la casa de mi tía nuevamente decidido a acostarme y esperar el nuevo día para aclarar la cabeza.
Pero, ¿quién estaba esperándome en la puerta?
A) El chongo de mis sueños.
B) Un jugador de básquet bisexual.
C) Mi hermano mayor.
Cualquiera de los tres es más o menos lo mismo.
Me miró, quiso hablar, pero yo lo hice callar con un gesto, lo hice
entrar y le exigí que bajara la voz porque Flor, nuestra prima, dormía.
-No puedo más... Soy patético..
-¿Qué te agarró, Eze? ¿Boluditis aguda? Vos no sos así...
-Yo no sé lo que me pasa cuando estoy con vos...
Ustedes recordarán un tema de los Decadentes... Yo no podía pensar en eso.
Me quedé callado. Era una situación verdaderamente de mierda. Somos
hermanos. Ya sé, biológicamente no. Pero lo siento mi hermano. No sé él,
pero yo nací y me crié sabiendo que él era mi hermano y relacionándome
con él como tal. Y a pesar de esa realidad contundente, una parte de mi
cabeza gritaba: ¡complacelo! ¡Complacelo!
-Decí algo -me pidió.
-¿Qué querés que te diga?
Estaba peleando conmigo mismo. Me dirigí al sofá pero me cazó por la
muñeca, me hizo girar y me besó. Fue un beso estupendo. Me aflojó en un
segundo. Me agarró la cara y yo lo tomé de la cintura. Para saludarme
con un beso en la mejilla siempre tenía que mirar para abajo mientras yo
subía la cabeza. Y para transar, como aquella vez en la ducha, tuvimos
que hacer lo mismo.
Fuimos a la cocina, dejé prendida sólo la luz de la mesada y cerré con llave.
Me sacó la ropa de un tirón, y me subió al desayunador. Me comió la
boca a besos y empezó a morderme el cuello. Ya teníamos las pijas hechas
dos postes de luz.
Bajó chupándome la piel de un tirón hasta la
chota. Se la metió en la boca y empezó a mamarla como si fuera el helado
más rico del mundo y quisiera derretirlo de una. Cada vez que me la
chupa, hasta ahora, hace un ruido de puta arrastrada, disfrutando de
cada centímetro de pija degustada, como si fuera el mejor sabor del
planeta.
Bajé del desayunador, me agaché y me tragué su garcha
sabrosa, gordita y grandota. Le trabajé mucho la cabeza mientras lo
pajeaba. Le devolvía el prepucio adelante y lo llenaba con la punta de
mi lengua. Él me agarró las manos después de que le acariciara un rato
los huevos y me hizo pellizcarle los pezones. Yo le chupé la tranca
dejando caer chorritos de saliva al suelo.
Después de mamarlo un rato dejé de verlo como mi hermano y lo vi como un macho espectacular, morenito y de cuerpo torneado.
Me levantó y me llevó a la mesa de la cocina. Ahí nos acomodamos para
hacer un 69. Me agarró la cabeza con una mano, cómodo, para empujarme y
que yo me la tragara más de lo que me la mandaba. Por mi parte, apreté
mis muslos contra su cabeza, dejándole como única opción que me chupara
la verga.
Nos comimos respectivamente las pijas hasta que se
apartó, se levantó, me puso en sus brazos y me llevó a la mesa. Me dejó
suavemente y escupió mi pija, para empezar a pajearme.
Me mamó un poco más la verga, mientras yo le revolvía el pelo.
Esa cogida fue especial por más de una razón. Era la tercera vez que
cogía, como bien se puede decir coger, después del encuentro con Javi.
La segunda razón, no estaba en mi casa. La tercera, muuuy importante:
¡era mi hermano! Y la cuarta, importante para mí, fue el olor a macho
que desprendía Ezequiel, un olor natural y tentador, el sabor del sexo
desatado después de entrar bien en calor.
-Ponete en cuatro -me pidió.
No me hice rogar. Giré sobre la mesa y me abrí de gambas. Él me
acarició las piernas, apoyó la punta de su lengua en el medio de mi
espalda y recorrió mi columna vertebral hasta desembocar en mi hoyo, y
darme un beso negro glorioso. Me comió el culo como ningún hombre lo
había hecho hasta entonces y como pocos lo harían después.
Yo movía
la cadera acompasadamente, mientras él embadurnaba mi ano de saliva y
me recorría con la punta alrededor del esfinter, penetrándome con su
lengua (no por nada el músculo más fuerte del cuerpo humano).
Mientras chupaba mis nalgas fue acariciando mi ensalivada entrada con la
yema del dedo del medio de una mano, hasta hacerlo entrar. Era la
segunda vez que me penetraban (entre medio hay otra experiencia, mi
primera experiencia, que ya les contaré más adelante) y todavía dolía un
poquito, pero era un dolor placentero.
Me chuponeó todo el culo
hasta que me hizo bajar de la mesa, para que le chupara un poco más la
verga. Me mandé su pija a mi boca y lo chupé como un Pico Dulce.
A todo esto, tratando de no hacer ruido, porque en el cuarto del fondo, Flor dormía.
Me levanté, cuando sentí que quería que me volviera a trabajar el orto y lo besé en la boca, mordiéndole el labio inferior.
-Ahora sí, Eze... Cogeme -le susurré al oído y le mordí suavemente la oreja.
Me dio vuelta, apoyé los brazos contra la mesa y empezó a pasarme la
punta de su chota entre mis nalgas, hasta ubicarla en mi orto y tratar
de que entrara... No fue fácil al principio, por lo que se agachó a
seguir chupando un poco más. Hizo entrar un dedo, y ese dedo fue la
primera parte de su cuerpo en garcharme, produciéndome un placer único,
aun sobre un dolor superficial. Después, hizo entrar un segundo dedo,
tal y como yo haría años después con mi actual jefe.
Así, hasta que
comprobó que dilataba y volvió a pararse. Me besó por toda la espalda.
Levantó mis brazos para besarme en ambas axilas, tapándome con la otra
mano la boca porque casi gritaba de placer. Me chuponeó el cuello, me
besó atrás de las orejas y mientras tanto volvió a jugar con su verga
rígida contra mi ojete. Entonces, mientras me mordía una oreja con sus
dientes perfectos, yo fui quien empujó y la cabeza de la deliciosa verga
de mi hermano se escabulló por mi orto.
Se apretó los labios,
cerrando los ojos, como si fuera a llorar de placer. Yo giraba medio
cuerpo para apreciarlo en ese momento crucial. Poco a poco fue
enterrándomela toda, hasta que empezó a hacerme el amor, entrando y
saliendo de mí como lo que era: un tipo con mucha experiencia como
culeador. Tenía muchos ortos encima, pero el mío era el primero de los
de su tipo: un culo de macho.
Traspiré como loco, mientras me
daba con todo, gimiendo despacio, y yo me apretaba contra él porque
quería sentirlo sobre toda mi piel cuanto fuera posible, como lo sentía
adentro de mi orto. Él me hablaba al oído, diciéndome que me quería, que
me daba toda la vida... Mientras, me pellizcaba los pezones o me
sacudía la poronga, pajeándome al ritmo del vaivén anal.
Yo solo podía responderle con gemidos.
Después de 10 minutos, fue reduciendo la velocidad de las embestidas,
hasta que me la sacó, gozando como un hijo de puta. Yo había quedado
bastante satisfecho, pero quedaba más. Me levantó, me besó nuevamente en
la boca, dándome su lengüita preciosa, y me acostó sobre la mesa, boca
arriba. Levantó mis piernas, me sacó las medias (que era lo único que
había conservado) y me besó los pies, chupándome los arcos. Entonces,
hizo que flexionara cerrando sobre su cadera y volvió a garcharme, a
metérmela hasta el fondo, ayudado por un poco más de su saliva.
Esta vez fue mejor. Dolía un poco más porque me entraba más directa,
pero se inclinó sobre mí con su inmensa altura y me besó mientras me
daba para que tuviera, guardara, archivara y pudiera memorizar con el
ojete la forma de su chota.
-Voy a acabar -me avisó, sonriendo, pero agotado.
Me sacudí la verga con entusiasmo, con frenesí, él sacó la pija de
adentro mío, se tocó un poco y los dos acabamos encima mío. Quedé hecho
un mar de leche.
Me ayudó a levantarme; me temblaban las piernas de tanto metesaca.
-Andá a bañarte que yo limpio acá.
Tomé mi ropa, me atajó y me dijo:
-Te amo, Manuel.
Me volvió a besar en la boca, con cariño.
-Fue la mejor cogida de mi vida, hermanito -me confesó, embelesado.
Fui a bañarme con precaución. Cuando estuvo todo en orden, nos tiramos
en una cama que mis tíos tenían desocupada para no desarmar el cuarto
matrimonial.
-¿Te duele? -me preguntó, preocupado.
-Un poquito.
Como estábamos en bóxer, me los bajó y me volvió a chupar. Yo me había
lavado perfectamente, así que volvía a tener mi gusto natural.
-¿Qué hacés? -le dije, poco interesado en pararlo.
-Por ahí ayuda a relajar, para que no te duela mañana.
Así como estábamos me quedé dormido. Al otro día me despertó con el
desayuno preparado (con la excusa de que se lo había hecho también a
Flor).
A mi tía le dieron el alta al otro día, y el fin de semana mi viejo volvió de su viaje.
Las cosas en casa se tranquilizaron. Mis viejos nunca se enteraron de
nada. Con Eze cogimos varias veces más. No muy seguido. Tratamos de
respetar que el otro no ande con ganas. Casi siempre todo arranca con
una paja compartida que termina en garche.
Lo que sí respetamos es
que intercambiamos los roles activo/pasivo sin cuestionar. Así que la
semana siguiente a nuestro conflictivo, demorado y casi, casi traumático
debut, me lo cogí a él en su cuarto ("donde me tocaste por primera
vez", me dijo).
Somos así, nos queremos mucho. Asumimos la relación
extraña y sexual que tenemos, respetando la vida de cada uno. De hecho,
él no deja de ser bisexual y tuvo una novia más (que le duró poco y con
la cual no sentí nada de celos, de verdad). Hacemos nuestra vida
contándonos casi todo. Eso sí, ahora usamos forro. Esa primera vez nos
pudo la desesperación, pero ahora le damos al vibrador, los forros, el
lubricante y otros juguetitos sexuales que fuimos adquiriendo.
Lo único que sé es que la sensación de coger con él es inigualable.
Esa es la verdad verdadera, jeje. Amo a mi hermano
espectacular!!!
ResponderEliminarYo también he tenido sexo con mi hermano durante mucho tiempo. Comparto lo que dice Manuel. La sensación es única. rodogarcia44@hotmail.com.ar
ResponderEliminarESTA TAN BIEN RELATADO QUE ES COMO MIRAR A TRAVES DE LAS PALABRAS EXCELENTE!!!!!
ResponderEliminar¡Me ha encantado el relato! También tuve una experiencia extraña con mi hermano que tal vez algún día comparta en mi blog: http://relatosheroticosgay.blogspot.com.co/ Espero puedan pasar por él. Ya hay una historia parecida de dos hermanos. Saludos.
ResponderEliminarhola buen dia me llamo victor jose gil mi cedula de identidad numero 582.011 mi edad 18 años mi rol versatil serio discreto estudio universitario vivo con mi madre que es hipertensa y otras patologias medicas y mi padre de crianza murio hace 8 meses de parkinson vivo en venezuela y la situacion esta complicada en mi pais y mi mama es pensionada tiene 56 años y no le alcanza para su tratamiento medico y hay dias que no teneos para comer mi padre de crianza era de gran apoyo el que quiera darme una ayuda aqui mis datos bancario: banco de venezuela cuenta corriente 01020611150000209490 si me puedes transferir victor jose gil cedulade identidad 582.011 correo:victor_gil1934@outlook.com disculpe la molestia generada
ResponderEliminarhola buen dia me llamo victor jose gil mi cedula de identidad numero 582.011 mi edad 18 años mi rol versatil serio discreto estudio universitario vivo con mi madre que es hipertensa y otras patologias medicas y mi padre de crianza murio hace meses de parkinson vivo en venezuela y la situacion esta complicada en mi pais y mi mama es pensionada tiene 56 años y no le alcanza para su tratamiento medico y hay dias que no tenemos para comer mi padre de crianza era de gran apoyo el que quiera darme una ayuda aqui mis datos bancario: bancaribe cuenta de ahorro numero:0114-0540-10-5401413296 si me puedes transferir victor jose gil cedula de identidad 582.011 correo:victor_gil1934@outlook.com disculpe la molestia generada
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